Lic. Miguel Ángel Flores
Rodriguez.
La región de Huatusco es
riquísima en datos e información históricos, grandes personajes visitaron esta
Ciudad y dejaron constancia de su paso como es el caso de Maximiliano de
Habsburgo, Segundo Emperador de México.
Como es sabido desde al año de
1863 los conservadores de este país habían ofrecido el trono de México a un
emperador extranjero y fue Maximiliano quien acepto la corona, llega a Veracruz
el 28 de mayo de 1864 y se establece así el Segundo Imperio.
Muchos autores están de acuerdo
en que Maximiliano era un buen hombre a quien las circunstancias le orillaron a
jugar un papel de villano en la historia, pero como dije al principio,
Maximiliano fue uno de los personajes importantes de su tiempo que visitaron
Huatusco.
Los datos que aquí comparto
pueden ser encontrados mas fehacientemente en un libro que escribió José Luis
Blasio y que se titula Maximiliano Intimo.
Allí, entre otras cosas narra que
llego a Huatusco procedente de Coscomatepec el día 20 de mayo de 1865.
Se hospedo en la casa de don
Clemente González donde fue atendido con un gran banquete del que
lamentablemente el Archiduque de Austria no pudo probar porque venía enfermo
del estomago.
Cuentan que las autoridades le
fueron a recibir dos leguas antes de llegar a la población y que el pueblo se
congregó a verlo más que nada por curiosidad.
El día 21 ya más repuesto asistió
a misa y visito las escuelas dictando algunas providencias para mejorar la
instrucción disponiendo además que se introdujera el agua potable a la Villa.
Estuvo en la población durante 3
días bromeando que se retiraban porque con tanta comida y postres que le
brindaban iba a engordar.
Anécdota interesante y que habla
de la dignidad de este pueblo la menciona Blasio cuando al salir ya de la
ciudad montado en su imponente caballo blanco sacó un talego con doscientos
pesos oro que ofreció a la primera autoridad política manifestando que dejaba
ese dinero para los pobres, pero la primera autoridad, con toda la diplomacia
que requería el momento, se negó a aceptar la dádiva contestando que “afortunadamente
en Huatusco no había pobres”.
De aquí continuo su camino hacia
la Hacienda del Mirador, propiedad del naturalista Carlos Sartorius, allí
también permaneció varios días; todavía existe un libro en ese lugar que tiene
estampada la firma de Maximiliano en la primera página además de un oleo del
emperador y una insignia donde le otorga el grado de caballero de la Orden de
Guadalupe al señor Sartorius pero esta historia es tan larga y tan interesante
que vale la pena comentarse en otra ocasión.
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