Lic. Miguel Ángel
Flores Rodríguez.
Habíase cumplido apenas dos
años de la famosa batalla de Camarón, donde habían sucumbido la mayoría de los soldados
de la 3ª. Compañía del primer batallón del Regimiento Extranjero (Legión
Extranjera) del ejército francés.
Sabedores ellos de que en
tal enfrentamiento habían participado varios huatusqueños, no dejaban de
hostigar esta zona y constantemente realizaban incursiones provocando el miedo
a la población.
En el libro del Gral. M.
Pennete y Cap. J. Castaingt denominado La Legión Extranjera en la Intervención
Francesa, queda constancia de lo que expresaba un soldado francés cuando
entraba una de las columnas del ejército francés a la villa de Huatusco:
“Entramos en el pueblo el 2
de agosto a las 12 horas y media (1863). Hemos tenido que lamentar una sola
baja en la expedición, la del sargento Copain, que murió de insolación antes de
llegar a San Jerónimo (Zentla) ayer. Este joven inteligente y culto iba a ser
ascendido a oficial. Los moradores de Huatusco que se han quedado, pocos a
decir verdad, dicen que tenían deseos de resistir el ataque pero cuando se supo
que éramos las mismas tropas de las del combate del 30 de abril en Camarón
empezaron a gritar: “Sálvese quien pueda! Pues no queremos pelear con ellas,
cuesta demasiado caro”
Para el año de 1865 la Villa
de Huatusco se encontraba bajo el poder de los imperialistas franceses, la
guarnición se encontraba al mando de don Victoriano Carrion, sin embargo, los
liberales huatusqueños no cejaban en su empeño de lucha por desalojar a los
invasores de modo que el 29 de Septiembre el jefe de guerrilleros don Manuel
Marrero atacó la plaza apoderándose de ella, de dicho encuentro resultaron
muertos don Cristóbal Chicuellar y el sargento Morales, ambos de la guarnición
imperialista.
Don Manuel Marrero
permaneció en Huatusco hasta el día 24 de Octubre, ya que en esa fecha una
nueva incursión de la Legión Extranjera se acercó para batir a los mexicanos,
en esta ocasión era una fuerza de caballería de húsares austro-húngaros al
mando del Capitán Kalmuki quien persiguió a los liberales que se
dirigieron rumbo a la congregación de Tepecingo,
al ver la superioridad numérica del enemigo y viendo que estaban a punto de
alcanzarlos don Francisco Marrero, hermano del jefe de la guerrilla, tuvo un
gesto lleno de heroísmo y valor ya que llegando al punto denominado Tlaxopa le
dijo a sus compañeros que avanzaran y el solo detuvo el avance de la tropa
enemiga.
Dicho gesto le costó la
vida, sus compañeros se salvaron pero don Francisco Marrero quedo allí,
acribillado de balas y heridas de sable, su montura corrió la misma suerte. Don
Ismael Sehara en su libro de historia sobre Huatusco nos cuenta que el cadáver
del guerrillero fue conducido a la población y entregado a su familia en medio
del más respetuoso silencio por parte de los imperialistas.
No olvidemos que en la casa
de Doña Juana Marrero, hermana de don Manuel y don Francisco, había sido
cuidado y atendido generosamente el teniente Clement Maudet después de haber
resultado herido en la batalla de Camarón, aun cuando a causa de sus heridas
había muerto el 8 de mayo de 1863.
Así nos lo narra en su libro
el Gral. M. Pennet:
Doña Juana Marrero viuda de
Gómez, dos jefes liberales que acababan de luchar contra los legionarios en el
combate de Camarón, los hermanos de doña Juana –“Mamá Juana”, como la llamaban
en Huatusco- lleváronle al teniente Maudet, mal herido de dos disparos, uno al
muslo derecho y otro en la cadera. Doña Juana prodigó sus atenciones y cuidados
al herido y lo ayudo a “bien morir”, no sin que el oficial francés haya escrito
sobre una hoja de papel: “Había yo dejado una madre en Francia, encontré otra
en México”.- Cuando Manuel Marrero (el autor de este texto menciona a don
Manuel y no a Francisco) murió en un encuentro cerca de Huatusco el 24 de
Octubre de 1865, dos oficiales franceses llevaron su cuerpo a su hermana mayor,
le rindieron los honores militares y desaparecieron.
El retrato de Doña Juana
Marrero se encuentra al lado del retrato del subteniente Maudet en el museo de
la Legión extranjera. Todos los legionarios la llaman la “Dama del gran
corazón”.
Otra versión sobre el mismo
asunto nos lo dejó don Filiberto Muñoz en sus documentos:
Nos dice este autor que en
la evacuación de esta ciudad que los liberales tuvieron que hacer violentados
por la sorpresa perdió la vida el señor Francisco Marrero, hombre de gran valor
personal.
Este señor que era uno de
los jefes de las fuerzas liberales, dotado de gran serenidad quiso cubrir la
retaguardia para contener el avance de los franceses mientras los liberales se
ponían a salvo y con tal motivo, habiendo sido herido el caballo que montaba se
vio forzado a combatir enteramente solo contra la fuerza enemiga.
Acribillado a balazos
sucumbió cayendo en poder de los imperialistas que le dieron sepultura en
aquellos momentos en la congregación citada y Huatusco deploro aquel
sacrificio.
La finada señora Juana Marrero
de Gómez, que por su caridad gozó de gran estimación en esta Ciudad, acompañada
de otras damas de la localidad, se presentó al jefe francés pidiéndole permiso
para exhumar el cadáver de su hermano y darle sepultura como se consiguió
después de celebradas sus honras fúnebres en medio de un sentimiento de dolor
incontenible.
Como haya sido, el 24 de
octubre conmemoramos la pérdida de uno de los hombres más valientes que ha dado
esta tierra, que a pesar de haber podido vivir una vida cómoda y tranquila puesto
que pertenecía a una familia acomodada, prefirió tomar las armas y vivir
perseguido en aras de la libertad de esta hermosa tierra.
En la calle 1 sur de esta
Ciudad, adherida al muro de una farmacia se halla una modesta placa en honor de
don Manuel Marrero, pero si usted analiza bien, vera que debajo de ese nombre
aparece el del Francisco.
¡Poco homenaje para tan
grandes hombres!