jueves, 10 de octubre de 2013

ANIMALIA


LA ETOLOGÍA
Maricarmen García Elías

Los animales domésticos, con el paso del tiempo y el constante contacto humano, han ido desarrollando cualidades semejantes a las nuestras. Mucha gente piensa que un perro o un gato no tienen sentimientos, lo que nos lleva en numerosas ocasiones a no sentir empatía cuando sufren o son abandonados. Al respecto hay una nueva rama de la biología que intenta  demostrar  que los animales poseen conciencia, además de una inteligencia y una capacidad de sentir bastante sorprendentes, me refiero a la etología, tema muy relacionado a  los que abordé en las últimas columnas.

La etología  corresponde al estudio de las características conductuales distintivas de un grupo determinado y cómo éstas evolucionan para la supervivencia del mismo. A principios del siglo XX se creó la psicología comparada, que consistía en el estudio de la conducta y las capacidades psicológicas de las diferentes especies animales y que, en este sentido, consideraba la conducta humana como uno de los muchos tipos de conducta animal. Los conductistas utilizaron este método en sus estudios, pero a partir de 1973, cuando los científicos Konrad Lorenz, Karl R. von Frisch y Niko Tinbergen recibieron el Premio Nobel por sus estudios sobre la conducta de los animales, la etología comenzó a considerarse ciencia con pleno derecho, y la psicología comparada se integró en esta nueva ciencia.

En Europa, la investigación del comportamiento animal se desarrolló resaltando los estudios de campo y las conductas instintivas. Hemos de destacar a algunos de los más brillantes etólogos: Konrad Lorenz, con su estudio sobre la impronta en los gansos; Karl von Frisch, centrado en el sistema de comunicación de las abejas, y Niko Tinbergen, interesado en el estudio sobre el instinto en el espinoso. En los Estados Unidos, durante la primera mitad del siglo XX, destacó una investigación del comportamiento animal centrada en las conductas aprendidas en medios controlados. Estas investigaciones dieron lugar a la psicología comparada y al conductismo.

En 1951, Niko Tinbergen publicó The Study of Instinct (El estudio del instinto), donde plantea las cuatro preguntas sobre las que se apoya la etología (causacional, del desarrollo u ontogenético, evolución y filogenético), y se encarga de hacer una distinción entre la psicología comparada y la etología. En 1966, Robert Hinde hace una síntesis de las dos, y distingue los aspectos más destacables de cada una.

Uno de los puntos más importantes de la etología  menciona que la diferencia que existe entre inteligencia e instinto está basada en la experiencia. Cuando un animal realiza algo instintivamente es porque no ha sido influenciado por experiencias anteriores. El adiestramiento y su facilidad de aprendizaje serán los puntos primordiales encargados de desarrollar su inteligencia, a partir de la cual nuestro perro será capaz de, por ejemplo, abrir una puerta, apoyando su pata en el picaporte.

 Es evidente que nuestro intelecto se encuentra muy por encima de las posibilidades de cualquier especie conocida, pero, a diferencia de lo que muchas personas creen, los animales comparten con nosotros numerosos rasgos psicológicos en lo que al pensamiento se refiere. Así, un experto en psicología experimental de la Universidad de Granada, Matej Hochel, asegura que "el entorno natural da lugar a muchas situaciones impredecibles que, para muchas especies, serían un gran obstáculo a la hora de intentar sobrevivir únicamente con nociones genéticas y nociones automatizadas".

 Además, constata que el conocimiento se propaga en grupo: "las ratas evitan los alimentos envenenados una vez que han visto que otra de su especie a muerto o ha sufrido malestar al ingerirlos. Así, las crías aprenden de sus padres a no ingerir dichos productos, aunque no hayan presenciado las consecuencias que ocasionan. Esta atención activa del animal y su aprendizaje corroboran su inteligencia". Matej Hochel asegura que muchos expertos de laboratorio confirman que existen ciertas especies con muchas destrezas mentales, que anteriormente se creían únicas en el ser humano.

Para reafirmar lo anterior, algunos etólogos hicieron la prueba del espejo,  a través de ella se sabrán las cualidades y disposiciones perceptivas que posee cada especie y, en concreto cada individuo. En el caso de que un perro no responda a las capacidades necesarias para realizar este experimento, se analizará su capacidad mental de un modo más natural, ya que así no se verá obligada a adquirir capacidades que no entran dentro de las innatas o habituales. El test del espejo, ideado por Gallup, examina la conciencia reflexiva del animal. El primer experimento se realizó con unos chimpancés, que después de una larga temporada viéndose en el espejo, fueron anestesiados para marcarles círculos rojos en la frente y en las orejas. En cuanto despertaron y se miraron en el espejo, su primera reacción fue llevar la mano al lugar donde se habían puesto los círculos. Esta situación evidencia que los animales se reconocen en el espejo.

 Así la etología también conocida como sociobiología, es una ciencia que está ayudando a darle  a los animales el lugar y respeto que merecen en nuestra sociedad,  lo que apoyados en  la correcta aplicación de la ley, hará de todos una sociedad realmente humana y sensible hacia los más desprotegidos. gaem80@gmail.com

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