COSAS
COTIDIANAS
Por:
Maricarmen García Elías
Últimamente son tantas cosas las que ocupan nuestro
tiempo, mente y todo. El país está
entrando en uno de sus peores momentos y no tengo ningún color pero lo que se
ve no se juzga. Las reformas a las leyes que están entrando poco a poco, una
crisis económica acentuada, los aumentos a los precios de la canasta básica,
los cada vez más escasos y deficientes servicios básicos para las familias,
todo esto trae de cabeza al país.
No es culpa de nadie en
particular, se alzan muchas voces para acusar a tal o cual personaje político,
pero esto está detonando a raíz de los cambios recientes, sin embargo, son
problemas sociales que ahí siempre han estado, sucede que cuando se implementan
cambios siempre hay inercias y resistencia a ellos, y antes de que venga la
calma se presenta un torbellino que parece no tener fin.
Ya es habitual en las últimas
semanas encontrarnos con manifestaciones de maestros, que si bloquean calles, carreteras,
centros de trabajo. La verdad es que al leer lo que ellos demandan y lo que
contiene la reforma educativa- al menos los puntos sobresalientes que se han dado
a conocer- no se puede fijar una postura radical, ambos lados tienen derecho en
lo que demandan y proponen y hay cosas muy positivas para la educación si en
verdad la ley se aplicara.
Otro tema es la reforma energética,
al igual que la hacendaria, reformas muy
difíciles y complicadas. Que si PEMEX se privatiza, que si no, esto y aquello,
rumores mediáticos que hacen entrar en pánico a la gente, cuando esto no solo
se trata de leer la prensa, hay cosas de fondo como son las políticas públicas que
se están aplicando, toda la metodología, el diseño, los fines, eso es lo que
hay que analizar.
Sí hay elementos para alarmarse,
sobre todo cuando vamos al súper y los alimentos están subiendo de precio que
da gusto, en unas cositas ya son más de mil pesos y hay que ajustarse toda la
quincena para que alcancen o cuando llega el recibo de la luz, o cuando hay que
comprar gas, pagar el agua, etc.
A dónde quiera que se voltea hay
pobreza, vendedores ambulantes por doquier, viendo cómo hacerse de recursos
para llevar comida a sus casas, empleados que ya ni pasan tiempo con su familia
porque tienen dos o tres trabajos para acompletarse y salir bien en la quincena
o muchos desempleados al por mayor, jóvenes que dejan sus estudios para vender
en las tiendas o cocinar hamburguesas, mamás solteras escogiendo la leche y
pañales más baratos y que no pueden pensar en guarderías por el costo, viejitos
mendigando, niñitos casi bebés en los bulevares con coca cola en vez de leche, cosas
que no son nuevas pero que hoy se ven con más claridad que en otros años, una
desigualdad palpable a causa acaso de un modelo económico no compatible para
este país .
Es triste todo eso y a excepción
de la gente insensible, aquellos que mientras están bien los demás les valen, duele
mucho ver estos casos. Sin embargo, “cuando la vida te dé limones haz limonada”.
En medio del peor escenario siempre se debe ser positivo y hacer lo que esté a
nuestro alcance para tener un mundo mejor, en vez de quejarse actuar en lo
inmediato y no rendirse, analizar nuestro voto en la siguiente elección, y en
general, ser más participativos, dejar esa apatía como ciudadanos. Y claro,
vivir felices con lo que se tiene.
Muchas veces las cosas más sencillas y simples
refrescan y llenan más que los lujos, no hace mucho lo comprobé, uno de estos
días muyyy soleados no había transporte y cuando por fin hubo, los maestros y
sus manifestaciones bloquearon la ruta por donde tengo que pasar y ahí estuve
como 40 minutos, venía muy molesta porque cuando algo negativo pasa todas las
cosas enojan y se vienen en cadenita, los zapatos aprietan, la ropa pica, hasta
el radio del taxi irrita, en fin, anda uno de “mírame y no me toques”, venía
predispuesta a morder a quien se me acercara, total que ya por fin al llegar a
casa mi perrita me recibió – como siempre- con tanta efusividad y alegría que me
sacó una sonrisa.
Días después veía en las noticias
estos temas y tenía a mi perrrita en las piernas, aburrida con el sonsonete de
la tele se quedó plácidamente dormida por unos minutos, y le ví su cara tan
despreocupada y ajena a lo que pasa en el mundo que pensé… debo hacer lo mismo.
En verdad es asombroso como los animales pueden contagiarnos esa paz y
optimismo que los caracteriza, abrazar a nuestro perro, apreciar ese amor que
nos dan y reírnos con ellos, aligera las cargas de la vida y nos hace más
abiertos a lo positivo y una actitud
positiva acarrea muchas cosas buenas. Los animales no aprenden de nosotros,
¡nosotros si somos lo suficientemente inteligentes aprendemos de ellos! gaem80@gmail.com
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